GALERÍA JAVIER SILVA  

   

   

   

ARTISTAS /Artists

JOSE CASTIELLA

 

 

 

«Soy un hacedor, un maker, como dicen por aquí, mi investigación suele venir después de mancharme las manos intentando entender lo que hago con el material.

En Londres he intentado buscar el primer encuentro que tuve con algo mágico en relación al arte. Es decir, ese primer momento que me hizo lanzarme a esto de trabajar mucho por poco dinero. Puedo fechar ese momento en mi vida hace unos cuantos años. Mi hermano Chacho y yo, de pequeños, dibujábamos comics. Cogíamos dos folios de la fotocopiadora de mi padre, los doblábamos en cuatro partes y nos poníamos a dibujar la portada con todo lujo de detalles. Solíamos incluir hasta el precio del tebeo. Era un momento bastante mágico, todo era posible: Civilizaciones extraterrestres, invasiones zombies, unos más reales, otros más estúpidos. Una vez acabada la portada solía aburrirme con la primera viñeta y los íbamos acumulando.

Este momento mágico del que hablo es precisamente la misma sensación que tengo cada vez que voy a empezar un cuadro. La magia residía y reside en ese sin fin de posibilidades. Esto lo explicaba muy bien Philip Guston[1]: «A painting is not made with colours and paint at all (…) Paint, by the contrary, is made with things, thoughts, a memory, sensations, which have nothing to do directly with painting itself»

Pinto de la imaginación sin usar la fotografía, de esta forma, la construcción del cuadro se convierte en algo que parte de la memoria. Soy reacio a utilizarla aunque todo acabe mediado por ella. Quizás por esto mismo o porque me gusta adoptar el papel de director de cine: pensar en la iluminación, los efectos especiales, el tipo de colores que voy a utilizar, el movimiento, la tensión en la imagen, la naturaleza de los objetos, son cosas que me gustan, que me apasionan. Y soy libre de tomar unas decisiones que no repercuten en nada más que en la superficie, es una libertad bastante atractiva».

A nivel de las ideas, me interesa mucho lo irracional porque casi nunca entiendo nada. El mundo me sobrepasa, cuanto más intento entenderlo más perdido estoy, todo es tan complejo... la crisis financiera, el poder de las corporaciones, ¡y yo que sé más! Esa sensación a la que Frederic Jameson[2] alude cuando habla de lo sublime tecnológico, que en realidad podría llamarse lo sublime financiero. Tengo cierta tendencia a lo apocalíptico y a quedarme pasmado ante lo desconocido y por esto mismo me intrigan las imágenes que no comprendo, son cosas que voy dibujando en libretas y necesito hacerlas para verlas, para poseerlas. “Ah, vale, era esto”.

Nunca tuve contacto con el comic underground ni la ciencia ficción hasta que, en Bilbao, en el primer piso que alquilé, alguien había olvidado un autentico tesoro: una colección de comics principalmente de ciencia ficción de los 70. Entre ellas estaban Metal Hurlant, Heavy Metal, y Totem. Allí descubrí a un montón de autores que me han influido muchísimo: Moebius, Guido Crepax, las viñetas surrealistas de OPS (Andrés Rábago) en Totem,… La literatura de ciencia ficción ha llegado mas tarde. La literatura de ciencia ficción enlaza perfectamente con lo que me interesa en pintura, con ese sin fin de posibilidades acerca del material. En la obra de Stanislaw Lem, Solaris, por ejemplo, un liquido inteligente que cambia de forma constantemente según el subconsciente del que lo ve. Las descripciones que hace el piloto entrevistado acerca de las “simetriades” son una gozada plásticamente.

Me interesa entender la pintura como un organismo vivo. Una entidad que se manifiesta en distintas hibridaciones: a veces como monstruo, fuente de luz, materia fantasma, líquido inteligente… Trato a mis manchas como si fuesen personajes de un cómic, intento entenderlas para que sean creíbles, como si de un ser vivo se tratara. Está vivo y me dice lo que tengo que hacer.

Esto no creo que tenga que venir de la Object oriented ontology ni del realismo especulativo, creo que esta relación con el material ha estado siempre en arte, en la escultura vasca está muy presente. En mi Uni, en escultura, no dejaban de decir «escucha al material». Algo que yo no entendía, la verdad, me parecía una esnobada de lo más estúpida. Pero, con el tiempo, te das cuenta que el material dice cosas. Hay formas de mover la pintura que hace que la pintura se manifieste en sí misma y no sea una relación forzada. Esto lo voy aprendiendo cada día en el estudio. Son cosas muy difíciles de poner por palabras o que al ponerlas pierden la intensidad que tienen realmente.

Utilizo la pintura en distintas densidades buscando ciertas estructuras que hacen que las manchas funcionen como una entidad, como una criatura. Que tengan una presencia específica. Me fascina la idea de utilizar la pintura como si fuese un material de otro planeta o de una civilización extraterrestre, o algo creado por las maquinas, ¡yo que sé!

En mis cuadros anteriores solía utilizar personajes humanos. Pero me interesa la idea que la pintura pase a ser la protagonista.

En mi obra dialogan formas de entender la pintura muy distintas entre sí. No me importa utilizar el consenso del cuadro como ventana, es más, es algo que me sirve para potenciar este encuentro entre las distintas formas pictóricas y llevar al espectador a ese espacio mágico del que parto.

A la hora de instalar las obras en el espacio me gusta conectar con la forma que tienen el comic y el cine al narrar. Envolver al espectador en una especie de cómic de tamaño gigante, en el que se construyen narraciones y en el que los puntos de vista juegan un papel crucial.

Suelo pensar mucho al empezar cada cuadro en el punto de vista del espectador, desde dónde está y desde dónde se va a ver al personaje-mancha. Por eso los cambios de vista desde abajo, desde arriba, macro–micro. Me gusta explorar esto, que supongo que viene de la variedad de vistas que se hace en las páginas de un cómic. Una herramienta que crea cierto dinamismo que hace al ojo fluir por la página.

Me interesa el mundo del color porque es muy poco definible. Se escapa a cualquier forma de conceptualización. Y esto me interesa en una sociedad que trata de darle un nombre a todo. Me interesa plantear a veces cosas indefendibles conceptualmente y atractivas visualmente, soy muy retiniano.

Mi práctica se ha ido desarrollando de una manera intuitiva, es después de haber hecho mucho cuando pienso en lo que tengo enfrente. Ha surgido del material y de una manera natural.»


[1] Philip Guston talking 1978. (London: Whitechapel Gallery) 49-56
[2] Jameson, Frederic. Teorías de la postmodernidad, Trotta, Madrid, 1996.


              

Dossier | Web

EXPOSICIONES /Exhibitions  

FERIAS /Fairs

 
PRENSA /Press  

PROYECTOS /Projects

CONTACTO /Contact