GALERÍA JAVIER SILVA  

   

   

   

ARTISTAS /Artists

HA-300

Eduardo Alonso Rico + Juan Antonio Guerrero

29.04 - 06.06.2016

 

 


HA-300 fue la denominación técnica de un proyecto tecnológico truncado y es la de una exposición singular en la que los autores —artista plástico el uno, escritor aeronáutico el otro— colaboran de manera transversal nos ofrecen una visión inédita y muy particular de unos hechos acaecidos en la España de los años cincuenta.

Es una muestra singular por el tipo de colaboración, pero también por la importancia, desde un punto de vista tecnológico, industrial y científico de un proyecto que pudo haber cambiado el desarrollo de muchos aspectos de aquella España gris y oscurantista.

Más que un salto desde el campo técnico al terreno plástico contemporáneo, la muestra es un verdadero vuelo controlado que nos eleva, por encima del abandono, de la decadencia de las ideas, del sueño truncado que es siempre la historia de un avión que no llega a elevarse a los aires.

Juan Antonio Guerrero aporta documentos y fotografías y realiza ilustraciones aeronáuticas sobre el ambicioso proyecto del Hispano Aviación HA-300, compiladas, junto con un texto histórico y técnico, en un capítulo de su libro Alas de Andalucía.

Eduardo Alonso Rico recoge, ensambla y transcribe al lenguaje del arte todo ese material en una narración furtiva y secreta, presentando una serie de hechos posibles, tamizados por el tiempo y el intercambio verbal con el autor.

 

 

El proyecto HA-300

En la Sevilla de los años cincuenta, con una España que se debate entre el bloqueo político y económico en que la mantiene la Organización de Naciones Unidas y la rigidez mental y social del Régimen de Francisco Franco, nace un proyecto avanzado, en apariencia más utópico que real, que colocará a una empresa, nacida muchos años antes en la castellana Guadalajara, y a unos jóvenes profesionales de la ingeniería, entre las posiciones más avanzadas de la tecnología aeronáutica.

Concebido para ser construido con medios industriales casi inexistentes, el caza interceptador HA-300 adopta soluciones aerodinámicas vanguardistas, al nivel de las de naciones líderes del sector como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e incluso la URSS. Su génesis y desarrollo sufren diversas etapas y numerosas vicisitudes entre las se encontrarán las suspicacias e incomprensión, cuando no los celos profesionales que las soluciones propuestas por los ingenieros españoles, un andaluz y un castellano, despertarán entre sus colegas alemanes, colaboradores del proyecto y encabezados por una eminencia en su terreno, el profesor Willy Messerschmitt.

Finalmente, después de años de trabajo y creatividad, tras miles de horas de ingenio innovador y constantes tiras y aflojas, cuando comenzaba a materializarse el caza que hubiese situado a España entre las grandes potencias aeronáuticas del mundo, el proyecto es despiadadamente rechazado, abortado por los tecnócratas opusdeistas que impondrán sus criterios economicistas.

Vendido a una nación pujante del Tercer Mundo, el HA-300 volará finalmente aunque castrado por las ideas conservadoras de Herr Professor Messerschmitt. La guerra árabe-israelí de 1967 dará la puntilla final al desafío que este brillante avión pudo haber sido. Y no fue.

Desde que comencé a explorar la historia de este caza supersónico quedé atrapado por la curiosidad de saber cómo pudo ser concebido en la Sevilla de mi infancia, que para mí conserva el sabor agridulce de los recuerdos infantiles, las frustraciones de una preadolescencia ingrata y la alegría del despertar a la vida.

Conocí, muchos años después, a varios de sus protagonistas, hoy casi todos desaparecidos ya, y tuve el placer de sumergirme en sus bocetos, sus dibujos, sus planos, los cálculos matemáticos y estructurales… en la vida y el trabajo de unos hombres jóvenes que soñaban con poner una pica en el cielo y sólo fueron derrotados por la incuria, el abandono, la cortedad de miras y la ignorancia de quienes detentaban —y uso deliberadamente la palabra, en todo su significado: retener, usurpar, apropiarse…— el poder de decisión.”

Juan Antonio Guerrero

 

 

 

Me encamino a un lugar donde volar y dibujar es una misma cosa. El vuelo mental y el vuelo físico comparten los mismos cuatro puntos: resistencia frente a tracción y sustentación frente a gravedad.

La resistencia es la dificultad en el avance, pero sin esta no existe y la pintura no avanza.

El peso o la gravedad es la vida, la miseria que nos pega al suelo cada día, frente a la capacidad de soñar, de construir el sueño.

En esencia un piloto y un artista son una misma cosa, gestores de energía para cumplir con su cometido.

Siempre cuestiono y soy implacable con lo que hago. Es una búsqueda en un constante movimiento con objeto de entender. Hacer arte es una necesidad tan imperiosa e inconsciente como respirar, una actitud, un estado de ánimo y un modo de vida.

Eduardo Alonso

 

 

Catálogo de la exposición

 

 

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